La contemplación

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Contenido

1. El silencio mental

2. La práctica

3. En las diferentes culturas

4. Contemplación cristiana

5. Parábola de Teresa de Jesús


La contemplación es el estado espiritual que aparece en el ser humano cuando practica el silencio mental.

1. El silencio mental

El silencio mental se consigue con el desapego de pensamientos y sensaciones. Se puede trabajar para que aparezca mediante la meditación o la oración en silencio. El desapego por lo material surgirá como resultado de la práctica y esfuerzo total.

2. La práctica

La práctica se puede acompañar de lecturas que inspiren a la persona a continuar en el silencio interno y lo ilustren de cómo otros lograron que ese estado espiritual sucediera. Aparece, ya que no lo podemos provocar voluntariamente, solo meditando en silencio sin buscarlo.

La contemplación ha sido practicada desde tiempos inmemoriales por la humanidad.

3. En las diferentes culturas

Formas de contemplación diversas las podemos encontrar en diferentes culturas y épocas de la humanidad, desde los chamanes o brujos de las tribus, hasta los tiempos actuales como los sufíes, los monjes tibetanos, los maestros zen, los gurus de la India, etc. Para que aparezca la contemplación, primero debemos de ver en nuestra mente que no puede tener interferencias de tipo, pensamiento, imaginación, etc. Luego simplemente contemplar. La maravilla de la contemplación surge, aparece en la propia contemplación sin dar nombre a lo contemplado. Contemplar no tiene nada que lo rodea, nada que lo envuelve, es la magia de la propia contemplación sin ser magia. Como contemplación no necesita nada más.

4. Contemplación cristiana

La contemplación se caracteriza por la luz de Dios que, en la unión, purifica e ilumina. Se trata de hacerse consciente de las realidades sobrenaturales, centrando la mente en Dios.

Los primeros grados para alcanzar la contemplación se basan en la ascesis, en que se domina el cuerpo para iluminar el alma, haciéndola más sensible a la Presencia Divina. El último grado de contemplación se podría definir como experiencia mística, aunque para llegar a este estado no es necesario experimentar éxtasis o levitaciones. Las levitaciones pueden ser paranormales, pero pueden ir acompañadas de estos fenómenos (ver Místicos españoles).

La ascesis es un estilo de vida práctica encaminada a la liberación del espíritu y el logro de la virtud. Busca purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia.

El iniciado debe ir evolucionando en su capacidad de contemplación a medida que se va haciendo más sensible al Amor transmitido por Dios. La intimidad con Cristo hace posible la unión con el Padre, haciéndonos Uno con Él, a través de la asistencia del Espíritu Santo. Mediante esta unión nos vinculamos a todo el Cosmos creado.

Los principales maestros contemplativos de la Iglesia se encuentran en las órdenes contemplativas, especializadas en la oración. Para llegar a este estado mental y espiritual se pueden usar diferentes tipos de oración, generalmente la meditación. Para practicar la contemplación no es necesario ser clérigo o religioso, basta con tener fe y fuerza de voluntad.

Existe una oración contemplativa por excelencia, el Oficio divino; en el cual se meditan salmos y lecturas del Nuevo Testamento y se dirigen preces o peticiones a Dios. Siendo muy útil para disipar de la mente los pensamientos banales, haciendo del Creador el centro del pensamiento.

Una lectura recomendada acerca de la contemplación cristiana es La nube del no-saber, un libro anónimo inglés del siglo XIV.

5. Parábola de Teresa de Jesús

Un jardinero tiene que cultivar flores en un terreno completamente árido. El terreno es el alma. Primero tiene que arrancar las malas hierbas. Eso se hace cuando se empieza con la oración. Luego tiene que plantar las semillas, para que den flores, que son las virtudes. Luego hay que regar esas plantas con regularidad. Habría cuatro formas de hacerlo:

1. Riego acarreando el agua con cubos desde un pozo.

Corresponde con la oración mental, interior o meditativa, que es un discurso intelectual sin repetición de oraciones aprendidas. Se trata de recoger el pensamiento en el silencio, y evitar las continuas distracciones. La definición de Teresa de oración mental está recogida en el Catecismo de la Iglesia católica:

«[…] que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Vida, 8, 5).

Es la etapa que más esfuerzo personal requiere para tomar la decisión de iniciar este camino.

2. Riego trasegándola con una noria.

Oración de quietud: también llamada contemplativa. La memoria, la imaginación y razón experimentan un recogimiento grande, aunque persisten las distracciones ahonda la concentración y la serenidad. El esfuerzo sigue siendo personal, se comienza a gustar de los frutos de la oración, lo que nos anima a perseverar.

3. Riego con canales desde una acequia.

Oración de unión: el esfuerzo personal del orante es ya muy pequeño: memoria, imaginación y razón son absorbidas por un intenso sentimiento de amor y sosiego:

«el gusto y suavidad y deleite es más sin comparación que lo pasado» (Vida, 16,1).

4. Riego con la lluvia que viene del cielo.

Éxtasis o arrobamiento: se pierde el contacto con el mundo por los sentimientos. «Acá no hay sentir, sino gozar sin entender lo que se goza» (Vida, 18, 1), se pierde incluso la sensación de estar en el cuerpo y cualquier posible control sobre lo que nos acontece. Corresponden con las descripciones de levitación.